«Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte».

A menudo, Dios trabaja a través de las circunstancias de la vida: tu dificultad, enfermedad, aflicción, retroceso y tu ataque para que veas Su posición. Si confiamos en nuestra fuerza natural, algún día nos decepcionará. ¿De dónde viene la fuerza para ver la carrera hasta el final?
Viene desde el interior.

El mundo puede ver la fortaleza en la fuerza, en el dominio, en ganar siempre. Pero mi Salvador me enseñó a ver la vida de manera diferente: la fortaleza más grande está en rendirse a Dios, ir por el camino de la humildad y la abnegación.

Algunos de nosotros pensamos que resistir nos hace fuertes, pero a veces es al dejarlo ir. La fortaleza real es perdonarlo todo. Es amar desde el corazón. Es deshonrarnos a nosotros mismos para que Cristo sea honrado.

La verdadera humildad no es debilidad, sino fortaleza. A menos que seamos humildes, no nos inclinaremos ante Dios ni lo buscaremos por ayuda (Santiago 4:1). No se trata de combinar nuestra fuerza con la fuerza de Dios
sino de una eliminación total y completa de nuestra fuerza para revestirnos de la fuerza de Dios.

Entonces, como el apóstol Pablo, podrás decir: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte».

DIOS PRIMERO

Aprendamos de David, que estaba dispuesto a ser humillado ante sus propios ojos para que Dios fuera honrado. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué lugar ocupa honrar a Dios en tu lista de prioridades? ¿Le das gracias por todo lo que ha hecho en tu vida, a lo largo de todo el camino? Mientras que los hombres miran el exterior, Dios mira los motivos del corazón. En lugar de preocuparte por la opinión de los demás sobre ti, deja que el motivo de tu corazón cada día sea honrar a Dios antes que a ti mismo.

EL SACRIFICIO DE JUSTICIA

No hay un tiempo para hacer lo que es correcto. Debemos disponer nuestro corazón para obedecer la Palabra de Dios, todo el tiempo. El estilo de vida de Dios nos llama a hacer lo que es correcto a los ojos de Dios en todo tiempo, aunque sea contrario a lo que por naturaleza queremos hacer. Elegir hacer lo correcto es una gran prueba para nuestra carne.

¿Qu¿Qué es el sacrificio de justicia? Elegir hacer la voluntad de Dios en lugar de la nuestra. Cuando nuestra carne dice odio, Dios dice amor. Se necesita amor sacrificial para amar a tu enemigo y orar por él. Estas son las armas de la justicia. Este es el sacrificio que Jesús mira y recompensa. Aunque no sea un sacrificio grande o en el exterior, es lo que Jesús valora.

UNA VIDA NUEVA

Cuando hablamos de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, estamos hablando de la excepcional oportunidad que Él ha dado a todos los creyentes de experimentar un nuevo comienzo; una situación en la que cada área muerta de nuestras vidas recibe una nueva vida.

Estamos muertos a nuestro pasado y vivos para nuestro futuro. El poder del pecado sobre nosotros ha sido roto y ahora nos revestimos de la nueva vida de Cristo: en Él vivimos, en Él nos movemos y en Él tenemos nuestro ser. Este es el significado de la resurrección.