LIRIOS DEL CAMPO
«La preocupación interfiere con el Espíritu de Dios en nuestras vidas y destruye nuestro sentido de juicio. El espíritu humano cuando está libre de la pesada carga de la preocupación, el miedo y el pecado, es sensible al Espíritu de Dios. Tu corazón necesita estar en su mejor estado para Dios antes de que puedas orar».