Permanece en Él

LA EXALTACIÓN DE DIOS

«Si entran a un ascensor para ir a la azotea de un rascacielos, ¿cuántos de ustedes presionarían el botón para bajar al estacionamiento subterráneo? Nadie. Sin embargo, en la manera de Dios de hacer las cosas, es nuestro trabajo someternos y humillarnos ante Él y Su trabajo levantarnos en Su tiempo y a Su manera. En otras palabras, la humildad es la forma en que Dios nos enaltece».

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EL BOLETO A LA ETERNIDAD

En Mateo 22:21 Jesús dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. Lo que es de Dios debe volver a Él. Con la Palabra de Dios en tu corazón, un día podrás regresar a Él en el lugar de gloria.

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LA PEREGRINACIÓN

«Sólo cuando sabemos que el Cielo es nuestro hogar eterno nos viene la fuerza espiritual para atravesar todas las pruebas de la vida y salir fortalecidos. Como hijo de Dios, la vida en esta tierra es una peregrinación, en la que honramos a Dios en cada montaña, en cada valle, y en cada estación de nuestra vida y sabemos que el destino es estar con Jesús para siempre».

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PERLA DE GRAN PRECIO

Salmos 56:8-9 dice: «Tú llevas la cuenta de todas mis angustias y has juntado todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada una de ellas en tu libro. Mis enemigos emprenderán la retirada cuando yo clame a ti por ayuda. Una cosa sé: ¡Dios está de mi lado!»
Dios nunca olvida. La gente no quiere sentir dolor en esta vida, sino ser apreciada. ¿Sabes que lo que hace una perla son las lágrimas? Y esa es la razón por la que las perlas no tienen precio. De la misma manera, tu necesitas ser derretido, moldeado y llenado antes de que puedas ser una perla de utilidad para Cristo.

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ESTAD QUIETOS

«En este mundo de constante actividad y de ruidos, muchos anhelan el silencio, la paz de la naturaleza. Sin embargo, incluso en medio de la serenidad y la paz del exterior, a menudo la tormenta sigue haciendo estragos en el interior. ¿Hay alguna tormenta en tu corazón? ¿La tormenta de la preocupación, la ansiedad, los pensamientos negativos, la ira, la ofensa, el miedo y la duda? Es en la quietud de nuestra alma donde podemos conocer a Dios, no por nuestros sentimientos, sino por la fe».

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