«Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.


Deuteronomio 30:15-20

En el huerto del Edén, un lugar de placer, un lugar de abundancia, un lugar de intimidad con Dios, Adán desobedeció.

En el huerto de Getsemaní, un lugar de dolor, un lugar de tristeza, un lugar de sufrimiento donde delante de Él estaba el peso de los pecados del mundo y el rechazo de Dios, Jesús obedeció.

La Biblia dice en Hebreos 5:8 que aunque Jesús era el Hijo de Dios, por lo que padeció aprendió la obediencia. Y eso fue lo que agradó a Dios. Sólo podemos crecer espiritualmente obedeciendo la Palabra de Dios, sea lo que sea que la vida nos traiga, ya sea prueba o bendición.

La obediencia no es la opción más fácil , ¡pero es la mejor! La tentación es la presentación del mal, la oportunidad de obtener un placer temporal en lugar de una ganancia permanente. Obedecer a Dios al principio parece difícil hasta que nos damos cuenta de que todo lo que Él nos pide es para nuestro bien, para tener una vida plena y libre.

¿A qué te enfrentas en tu vida? En el huerto de la decisión, ¿elegirás obedecer a Dios o desobedecerlo?

La Palabra de Dios en boca de Josué:《elige la obediencia, elige la vida》.

EL LLAMADO DE LA SABIDURÍA

Es cierto que con el tiempo llega la experiencia, pero la sabiduría divina de Dios no conoce edad, ni raza, ni barrera o división. Hoy, toma la decisión de acudir al llamado de la sabiduría, y esto comienza con el simple entendimiento de que Dios es Dios y que debemos reverenciarlo.

LO QUE ES DE DIOS

Esta instrucción de Jesús nos recuerda que hagamos lo que hagamos en esta tierra, sea lo que sea con lo que nos encontremos y lo que sea que se nos presente, nada debe apartar nuestro corazón de Dios. Diferentes responsabilidades, desafíos y presiones pueden pelear por llamar nuestra atención, pero nada debe tomar el lugar de Dios en nuestro corazón, porque nuestro corazón le pertenece a Él.

PERMITE QUE EL ESPÍRITU SANTO TE GUÍE

Cuando prestamos atención a la Palabra de Dios, viéndola no como una palabra ordinaria sino como la Palabra de Dios, entonces nuestra mente será renovada y nuestro corazón comenzará a desear las cosas de arriba. Debemos estar espiritualmente inclinados a descubrir las cosas espirituales.