«Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada».
Lucas 10: 41-42
Tú eres un ser espiritual. La mejor elección solo puede hacerla tu corazón al someterse al Espíritu de Dios, y jamás te la podrán quitar. Es una elección de estar anclado en la Palabra de Dios. Es una elección que enriquecerá tu alma para siempre porque la Palabra de Dios señala hacia la eternidad. Los grandes pensamientos conducen a las grandes decisiones que beneficiarán tu vida, en otras palabras, tu vida espiritual es el motor que te lleva a un lugar de relevancia. Por lo tanto, haz lo que hacen los mejores: mira al interior y piensa profundamente porque una decisión de corazón trae con ella una idea de Dios, una idea con una gran diferencia.
La elección equivocada proviene de distracciones externas, influencias negativas, cargas angustiosas que pesan sobre tu espíritu, pero la mejor elección surge de lo más profundo de tu interior.
Esta fue la elección que hizo Daniel cuando decidió dedicarse a la oración. (Daniel 6) No solo empezó a orar cuando las cosas estaban difíciles ni siquiera ante las amenazas de la vida, su constancia en la oración y su fidelidad brotaban de lo más profundo de su ser. Por eso, ninguna situación adversa pudo apartarle del trono de la misericordia y de la comunión con Dios.
La vida no simplemente nos sucede; todo depende de las decisiones que tomamos y de cómo respondemos ante las situaciones. La decisión más importante de la vida es qué hacer con Jesucristo, y la segunda decisión más importante de la vida es seguir Su guía cada día. Dios es más valioso que nuestros sueños; por eso, cuando sabemos cuánto necesitamos a Dios, tomaremos la mejor decisión. Por lo tanto, para elegir bien, piensa profundamente.