«Quien es de Dios oye lo que Dios dice. La razón por la que no oís es que no sois de Dios». Juan 8:47


¿Qué estás oyendo ahora mismo? ¿Es la voz de tu situación? ¿Es la voz del adversario la que te habla con dudas, miedo y preocupación o es la voz de tu Padre Celestial? Un niño no puede confundir la voz de su padre. Incluso en un susurro, lo reconocerán.


Como hijo de Dios, debes escuchar lo que Él dice, y Dios, tu padre siempre está diciendo algo.

En tu quebrantamiento, Él habla consuelo.

En tu prueba, Él habla con valentía.

En tu debilidad, Él habla fuerza.

En tu culpa, Él habla perdón.

En tu tormenta, Él habla paz.

Tu circunstancia de hoy puede apuntarte a la muerte, pero la Palabra de Dios te apunta a la vida.


Así que la pregunta es: ¿a quién perteneces? Cuando perteneces a Dios, Su Palabra encontrará un lugar en tu corazón e incluso en el ruido de tu vida, oirás Su voz. La mentira del enemigo nunca podrá eclipsarlo porque no hay condenación para nadie que pertenezca a Jesús. Esa es la voz de tu Padre.

EL LLAMADO DE LA SABIDURÍA

Es cierto que con el tiempo llega la experiencia, pero la sabiduría divina de Dios no conoce edad, ni raza, ni barrera o división. Hoy, toma la decisión de acudir al llamado de la sabiduría, y esto comienza con el simple entendimiento de que Dios es Dios y que debemos reverenciarlo.

LO QUE ES DE DIOS

Esta instrucción de Jesús nos recuerda que hagamos lo que hagamos en esta tierra, sea lo que sea con lo que nos encontremos y lo que sea que se nos presente, nada debe apartar nuestro corazón de Dios. Diferentes responsabilidades, desafíos y presiones pueden pelear por llamar nuestra atención, pero nada debe tomar el lugar de Dios en nuestro corazón, porque nuestro corazón le pertenece a Él.

PERMITE QUE EL ESPÍRITU SANTO TE GUÍE

Cuando prestamos atención a la Palabra de Dios, viéndola no como una palabra ordinaria sino como la Palabra de Dios, entonces nuestra mente será renovada y nuestro corazón comenzará a desear las cosas de arriba. Debemos estar espiritualmente inclinados a descubrir las cosas espirituales.