«Como los repartimientos de las aguas, Así está el corazón ,
del rey
en la mano
de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina.»

Proverbios 21:1

Salomón dijo en el Libro de los Proverbios que Dios tiene en su mano el corazón de cada hombre y lo hace girar a su antojo. En Hageo 1:14, Dios despertó el espíritu de Zorobabel y de aquellos a quienes Dios llamó a reconstruir el templo, y su trabajo prosperó y dio fruto debido a la motivación divina de su corazón.

Cuando el rey Jerjes daba vueltas en su cama sin poder dormir, Dios tocó su corazón para que recordara a Mardoqueo, el judío que había descubierto un complot para derrocarlo (Ester 6:1-3) Mardoqueo pensó que la buena acción había sido olvidada hace mucho tiempo, pero Dios nunca olvidó, Dios nunca olvida, y Él trabaja a través de las circunstancias de la vida.

De la misma manera que Dios endureció el corazón de Faraón contra Moisés y los hijos de Israel para que su liberación divina hablara durante generaciones del poder de Dios, tu corazón está en Sus manos.

¿Tienes ganas de rendirte cuando oras por situaciones o personas? No te desanimes, porque la oración no son palabras vacías, sino el reconocimiento de que existe un reino superior que controla los mundos visible e invisible. Y el Rey de este reino es el Rey de tu corazón. Cuando Él dice sí, nadie puede decir no.

ASEGURA TU CORAZÓN

Una casa construida sobre la roca permanece para siempre.
Por la fe, comenzamos a ver no a nuestras debilidades sino a creer que tenemos la justicia de Dios en Cristo Jesús. La justicia es la posición correcta delante de Dios. En Su presencia, tu corazón está seguro.

RENUEVA TU ESPÍRITU

A pesar de cuidar mucho nuestro aspecto físico, muchos de nosotros estamos desanimados, frustrados, temerosos, enojados, amargados y ofendidos en nuestro interior, y eso se manifiesta en nuestras palabras y en nuestro comportamiento, por mucho que intentemos ocultarlo. ¿Por qué? Porque nuestro corazón no está limpio y nuestra mente no está renovada.

CONDENADO POR TU CONCIENCIA

A menudo, la reprensión más fuerte es la que viene de nuestro interior. Porque los motivos de nuestro corazón no se pueden ocultar, y nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. Por eso, si somos condenados por nuestra conciencia, hay esperanza para nosotros.