«Calla t en la presencia de Jehová  el Señor,
porque el día de  Jehová está cercano;
Jehová ha preparado sacrificio,
y ha dispuesto a sus convidados».

Sofonías 1:7

En Mateo 11:28, Jesús dijo: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar». Esta es la invitación de parte de Dios para orar y Su promesa para responder. Esta es la misma invitación que Jesús nos hace hoy, Él dice: «Vengan». La paz que Él da, no es como la que da el mundo, la alegría que Él nos da, no es como la que nos da el mundo.

Jesús es Aquel que busca por ti. Él está llamando tu atención. A tu alrededor hay señales que te llaman a regresar a Dios, por eso, el palpitar del Evangelio es el llamado al arrepentimiento, para que puedas consagrarte y reconciliarte con tu Creador. ¿Ha consagrado tu corazón para Él? Con frecuencia, nuestros corazones son infieles a Dios; por eso parece como si Él fuera impotente ante nuestra montaña. Cuando somos fieles, nuestro Dios es Todo poderoso y te está invitando a experimentar Su poder, Su presencia y Su paz.

Sin embargo, hoy muchos de nosotros vamos donde otros sienten la presencia de Dios, donde otros sienten Su poder, donde otros oyen Su voz. Basamos nuestra fe en la experiencia de otros y decimos: «¡Un día me pasará a mí!». Si sigues buscando tu milagro en el exterior, jamás podrás encontrarlo. ¿Estás preparado para conocer al Hacedor de Milagros? ¿Alguna vez te sentiste cerca de Dios y ahora te sientes muy distante? La oración es la ruta más corta entre tu corazón y Dios, pero ¿cuál es el estado de tu corazón?

Acepta hoy la invitación de parte de Dios y deja que Su Espíritu consagre tu corazón.

«Oh Espíritu Santo, abre el camino; haz de mi corazón un lugar para que Tú habites».

ASEGURA TU CORAZÓN

Una casa construida sobre la roca permanece para siempre.
Por la fe, comenzamos a ver no a nuestras debilidades sino a creer que tenemos la justicia de Dios en Cristo Jesús. La justicia es la posición correcta delante de Dios. En Su presencia, tu corazón está seguro.

RENUEVA TU ESPÍRITU

A pesar de cuidar mucho nuestro aspecto físico, muchos de nosotros estamos desanimados, frustrados, temerosos, enojados, amargados y ofendidos en nuestro interior, y eso se manifiesta en nuestras palabras y en nuestro comportamiento, por mucho que intentemos ocultarlo. ¿Por qué? Porque nuestro corazón no está limpio y nuestra mente no está renovada.

CONDENADO POR TU CONCIENCIA

A menudo, la reprensión más fuerte es la que viene de nuestro interior. Porque los motivos de nuestro corazón no se pueden ocultar, y nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. Por eso, si somos condenados por nuestra conciencia, hay esperanza para nosotros.