«Alaben







la









misericordia









de









Jehová









Y sus maravillas




para con los hijos de los hombres.
Porque quebrantó las puertas de bronce,
Y desmenuzó los cerrojos de hierro».





Salmo 107:16





¿Cuáles son tus puertas de bronce? ¿Cuáles son los cerrojos de hierro que parecen sujetarte?

Dios las rompió cuando Jesús murió por ti. Sí, los grilletes de las tinieblas, del pecado, de la muerte han sido rotos por Jesucristo.

Si nuestros ojos espirituales se abrieran a la batalla que Jesús ha peleado y ganado por nosotros, toda alma viviente lo alabaría.

¿Por qué entonces tantos de nosotros parecemos atrapados, obstaculizados, limitados y encarcelados hoy en día? Satanás nos encadena sólo cuando pecamos. Pero cuando reconocemos la justicia de Dios en Cristo Jesús y permitimos que Su Sangre nos limpie, las cadenas de Satanás no tienen ningún significado para nosotros.

El rol de Josué fue instruir al ejército para que gritara alabanzas a Dios y fue obra de Dios derribar los muros de Jericó.

El rol de Pablo y Silas fue cantar alabanzas a Dios y fue la obra de Dios romper sus cadenas de la prisión.

Si crees que Jesús ha quebrantado las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de hierro en tu vida, entonces las alabanzas de cada alma viviente no serían suficientes para agradecerle.

Mientras estemos vivos, alabemos a Dios y en cada momento de cada día agradezcámosle por Su bondad y maravillosa obra, porque Él nos ha hecho libres.

ASEGURA TU CORAZÓN

Una casa construida sobre la roca permanece para siempre.
Por la fe, comenzamos a ver no a nuestras debilidades sino a creer que tenemos la justicia de Dios en Cristo Jesús. La justicia es la posición correcta delante de Dios. En Su presencia, tu corazón está seguro.

RENUEVA TU ESPÍRITU

A pesar de cuidar mucho nuestro aspecto físico, muchos de nosotros estamos desanimados, frustrados, temerosos, enojados, amargados y ofendidos en nuestro interior, y eso se manifiesta en nuestras palabras y en nuestro comportamiento, por mucho que intentemos ocultarlo. ¿Por qué? Porque nuestro corazón no está limpio y nuestra mente no está renovada.

CONDENADO POR TU CONCIENCIA

A menudo, la reprensión más fuerte es la que viene de nuestro interior. Porque los motivos de nuestro corazón no se pueden ocultar, y nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. Por eso, si somos condenados por nuestra conciencia, hay esperanza para nosotros.