DIOS RESTAURÓ MI RELACIÓN CON MI PADRE

Quiero compartir mi testimonio, un viaje que refleja el increíble poder de la fe y la intervención divina. Durante los últimos 20 años, mi relación con mi padre ha sido desequilibrada, llena de altibajos. Nuestra vida familiar se vio afectada por la división, el odio, la falta de perdón, la idolatría, los contratiempos y una oscuridad abrumadora que necesitó una intervención significativa para superarla. Como figura central de esta confusión, mis decisiones irresponsables, mi inmadurez y mi falta de comprensión espiritual me impidieron conocer a Jesucristo hasta más tarde en mi vida. Fue necesario un encuentro genuino con Jesús para restaurar una relación rota que había estado perdida por siete años. ¿Por qué siete años? Por el profundo desequilibrio que existía. Sin embargo, he sido testigo de la poderosa mano del Señor trabajando en los ámbitos invisibles de mi vida, al igual que lo hace por todas Sus personas dentro de la familia de la fe. Recientemente, mi padre y yo comenzamos a reconstruir nuestra relación. Empezamos a comunicarnos como hermanos y viejos amigos, sorprendidos de lo mucho que hemos cambiado a lo largo de los años. Incluso bromeamos sobre cuánto peso habíamos perdido y ganado en nuestros viajes. Agradezco sinceramente a Jesucristo, al Profeta Racine, a la Señora Ruth y a todo el equipo y familia de la UOG por su amor, cariño, apoyo y oraciones. La distancia nunca es una barrera; el poder de la oración en el Espíritu Santo se mueve más rápido que un milisegundo. Mientras nos mantengamos firmes como creyentes, montañas que han permanecido por siglos se pueden mover y se moverán a nuestro favor. El simple hecho de clamar al nombre de Jesucristo puede producir resultados maravillosos. Esta hermosa restauración tuvo lugar el 30 de agosto en casa de mis abuelos. Ahora me siento en paz y creo que lo mejor está por venir. Animo a todos a seguir orando con el Profeta Racine y a esperar las señales y maravillas de Jesucristo en sus vidas.
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¡DE NUEVO EN PIE!

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¡Saludos celestiales! Soy Davis, de Zambia, y quiero compartir mi testimonio sobre la experiencia de la paz de Dios en mi matrimonio después de ser parte de la reunión de