«Y le dijo Dios:Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligenciapara oir juicio,he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú». 1 Reyes 3:11-12
A Dios le agradó que Salomón pidiera sabiduría divina para llevar a cabo la tarea que Dios le había encomendado en lugar de riquezas terrenales o fama, y le bendijo más de lo que podía imaginar.
Del mismo modo, Dios pone a prueba nuestros corazones para recompensarnos, para ver lo que verdaderamente buscamos.
Jesús dijo en Mateo 6:31-33, No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.Mas buscad primeramente el reino de Diosy su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Si examinamos nuestros corazones, muchos de nosotros buscamos todas estas cosas terrenales y esperamos que el Reino de Dios venga después. Pero ese no es el camino del Reino de Dios. Muchos de nosotros actuamos como si Dios no se diera cuenta de nuestros deseos y necesidades, pero El no es sordo, El no es ciego. El siente cada movimiento de nuestros corazones.
¿Entonces cómo debemos orar? Toma la lección de Pablo y Silas en la celda de la prisión que cantaron alabanzas en su aflicción. Podemos orar de manera equivocada, pero nunca podemos alabar de manera equivocada. La alabanza que brota de un corazón agradecido siempre llega al trono de Dios. Dios sabe lo que necesitas. Es hora de depender de Él, y de encontrar espacio en tu corazón para bendecirle, porque ése es uno de los misterios divinos: Dios te dará lo que no le has pedido.