«Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía».


Éxodo 3:1-2


Pregúntale a alguien y te dirá que anhela escuchar a Dios, tener un encuentro personal con Él, conocer Su voluntad y dirección para su vida. Pero muchos de nosotros no nos damos cuenta de que a veces Dios nos da una cita en el desierto.


En el ajetreo de nuestras actividades cotidianas, en la comodidad de nuestro hogar, en «las alabanzas de los hombres», la voz de nuestra carne, de nuestros sentidos, parece agudizarse, y la voz apacible del Espíritu en nuestros corazones muchas veces no se percibe


No fue hasta que Abraham, José y Moisés abandonaron la comodidad y la familiaridad del hogar y entraron en el desierto cuando comenzó realmente su viaje para escuchar y obedecer las instrucciones de Dios.


Dios esperó a tener la atención de Moisés en la zarza ardiente del desierto antes de hablarle

(Éxodo 3:4).

Y aunque aquella visita divina que cambió su vida ocurrió en un solo día, el proceso de su corazón había durado muchos años antes de que estuviera preparado para recibir aquel llamamiento.


En el desierto, las distracciones desaparecen, y a menudo nos vemos obligados a esperar, a hacer una pausa, a reflexionar sobre lo que realmente importa. No debemos olvidar que Dios tiene en sus manos el corazón de todos los hombres, y que es un Dios de proceso. No nos hablará hasta que le prestemos atención. Suele ser en el período de desierto de nuestras vidas, cuando nos enfrentamos a tiempos difíciles, cuando nuestros corazones son más sensibles a Dios.


Es por eso que como creyentes en Cristo, las pruebas, los tiempos difíciles, los desafíos pueden ser nuestros mejores amigos porque nos obligan a mirar dentro de nosotros para escuchar la voz de Dios en nuestro corazón.

DIOS HA ROTO LAS PUERTAS DE BRONCE

Si crees que Jesús ha quebrantado las puertas de bronce, y desmenuzó los cerrojos de hierro en tu vida, entonces las alabanzas de cada alma viviente no serían suficientes para agradecerle.
Mientras estemos vivos, alabemos a Dios y en cada momento de cada día agradezcámosle por Su bondad y maravillosa obra, porque Él nos ha hecho libres.

EL PASE DE ACCESO

«El Libro de Juan 1:12 dice que somos hijos e hijas de Dios con poder. ¿Cómo tenemos acceso a ese poder? El pase de acceso: sólo creer. Ese es el poder de la fe. La fe es la fuerza espiritual que nos permite marcar la diferencia».

EL ARMA DE LA JUSTICIA

«¿Estás enojado, frustrado y molesto hoy por las manifestaciones de las tinieblas en la humanidad? Ven a Dios en oración pidiendo misericordia, verdad y justicia. Deja que este Salmo te recuerde que Dios es el Creador y Juez de todos. Estamos llamados a entregar nuestros corazones a Él, quien habla paz en los conflictos y usa el arma de la justicia para pelear por nosotros».