LA UNIVERSIDAD DE DIOS: La Revelación

EL HOMBRE: EL HIJO PRÓDIGO DE DIOS

¿Sabes que eres una obra de arte? El hombre es el mayor producto de Dios. Es decir, un hombre diseñado para pensar, planear y actuar con Dios. ¿Estás viviendo en sintonía con Dios? Hoy, ¿cuál es tu estatus ante Dios?

Sin la gracia del Espíritu Santo que mora en nosotros, el hombre no es sino la sombra de aquel al que Dios creó.
El hombre que Dios creó no era uno meramente carnal, gobernado por sus sentidos, sino un comunicador entre el mundo visible e invisible. Dios y el hombre solían hablar con libertad, así como un hombre habla con su amigo.

Sin embargo, un día el hombre rompió la relación por desobediencia y se alejó de Dios. Entonces, se alejó cada vez más hasta que abandonó su hogar. Dejó su tierra natal, el Edén, lugar en el que él vivía con Dios. Él emigró de la presencia de Dios. Desde entonces, Dios ha estado siempre deseoso por reestablecer Su dialogo con el hombre pero el hombre al dejar la presencia de Su Creador perdió su lengua natal.

Es decir, el hombre perdió su lenguaje original con Dios y se volvió incapaz de comunicarse con su Creador en espíritu y en verdad. El hombre natural ya no puede oír ni hablar con Dios. Este es el desafío que enfrentamos hoy.
A pesar de que Dios hable una y otra vez, muchos no prestan atención a lo que Dios dice (Job 33:14).
El silencio no es fácil para Dios. Así como el padre del hijo pródigo estaba deseoso por ver a su hijo regresar a casa, Dios está deseoso por reestablecer Su íntima relación con Su viejo amigo.

Dios tuvo que utilizar un lenguaje que el hombre pudiera comprender. Para ello, envió a Su hijo, Jesucristo, a la tierra para traer al hombre, Su viejo amigo, de vuelta a Sí mismo. Dios honró el lenguaje humano al llamar a Jesús el verbo. El verbo se hizo carne y entró en el mundo. Jesús es Dios mismo deletreándose en un lenguaje que el hombre pueda entender, un lenguaje en espíritu y vida (Juan 6:63).

¿Por cuánto tiempo continuaremos hablando, pensando y viviendo en lo natural cuando Jesús está esperándote al punto de Su Espíritu?

Este es el momento de regresar a la escuela de Dios y buscar Su Espíritu.

La Visión

Se ha encendido en nuestros corazones la pasión por impartir el tesoro que Dios nos ha dado: ¡la Palabra viva en el poder del Espíritu Santo!

La letra en la Palabra no puede mover ni puede operar sin la vida de Dios (Juan 6:63).
Cada Palabra de Dios es Espíritu y vida, y es la propia vida de Dios en esa Palabra que la hace obrar, la que inyecta energía y el poder de la Palabra. Esta es la Palabra que salva, sana, libera y le permite al creyente vivir una vida victoriosa en Cristo. Así como Simón Pedro en Juan 6:68,hemos descubierto que no hay alternativa fuera de Jesús porque solo Él tiene Palabras de vida eterna.

El 8 de diciembre de 2021, yo (Racine) recibí una poderosa visión de parte de Dios donde me dio a conocer el nombre: la Universidad de Dios.

Mientras reflexionaba sobre la visión, mi corazón me llevó al Libro de Daniel 2:44-45, «Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro».

¿Cuál es el propósito de la roca? Como está escrito en Jeremías 1:10, «Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar».

El propósito de la roca es remover la barrera que hay entre nuestro corazón y Dios. Cuando un hombre rinde su corazón al Espíritu Santo, el velo es removido. La Palabra es la semilla de vida divina que llega a nuestro corazón y causa que la fe crezca.

La visión es para un tiempo determinado(Habacuc 2:3). Ahora, el tiempo ha llegado.

La visión: unir al hombre con Dios a través de Su Palabra y por Su Espíritu, para edificar el Cuerpo de Cristo y cooperar con una red global de iglesias: esto está alineado con el llamado y don de Dios en nuestras vidas.

La roca en la visión que vino del Cielo, es la Palabra del Reino de Dios, como Jesús lo llamó en Mateo 13:19.

Nuestra visión es ayudar a sembrar la Palabra de Dios en el corazón de las personas, pues es solo allí donde actúa de manera efectiva.

«Siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón».

Las preguntas recurrentes planteadas por tantos durante las conferencias han atraído nuestra atención hacia el lado práctico del cristianismo, nuestro caminar diario con el Espíritu Santo:

¿Cómo desarrollar nuestra sensibilidad espiritual?

¿Cómo escuchar a Dios?

¿Cómo edificar nuestra fe frente a las incertidumbres de la vida?

Estos son los ejes centrales y habrán otros que serán discutidos bajo la guía del Espíritu Santo a través de sesiones de enseñanza profundas con tiempos para preguntas y respuestas interactivas.

Nuestra visión también acoge a las iglesias locales en todo el mundo. Queremos cooperar con los ministerios de todo el mundo para su crecimiento espiritual al impartir nuestro conocimiento, experiencia y los dones espirituales según como lo dirija el Espíritu Santo. Solo cuando la iglesia de hoy se dé cuenta de que el espíritu del hombre es la fuente de la fe entonces el Espíritu Santo estará involucrado en nuestros asuntos.

Únete a nosotros en la Universidad de Dios.

EL CONOCIMIENTO SENSORIAL CESA CUANDO LA REVELACIÓN LLEGA

Tal y como nuestro mentor, el Profeta T.B. Joshua, nos enseñó: «en la universidad de Dios, sin importar lo brillante que puedas ser, no tendrás una promoción doble, tienes que tomar cada curso, porque cada curso obra para un propósito».

¿Que Necesitas?

Un corazón dispuesto

¿Cuáles son los materiales necesarios para tomar cada curso?

Humildad, fe, perseverancia, perdón y amor sin expectativa.

¿Quién califica nuestro trabajo?

El Espíritu de Dios.

Dios está esperando por ti al punto de Su Espíritu (Hechos 19:2).

LA RAÍZ

CREEMOS EN:
Las Santas Escrituras tal como fueron dadas por Dios en el principio, divinamente inspiradas, infalibles y en definitiva, dignas de confianza.

Creemos en Las Sagradas Escrituras como fueron dadas originalmente por Dios, divinamente inspiradas, infalibles, enteramente confiables. También, contienen la autoridad suprema en todos los asuntos de fe y conducta. Dios no hace nada sin Su palabra y Su Palabra es espíritu y vida. La Biblia es la guía sobre la creencia y la práctica para los Cristianos debido a que contiene la verdad de Cristo. Los hombres sagrados de Dios fueron guiados por el Espíritu Santo cuando trasmitieron el mensaje procedente de Dios. La Santa Biblia es más que acontecimientos de antaño y sabiduría antigua. Es el mensaje de Dios sobre la gracia y verdad para nosotros en la actualidad. El pecado nos apunta hacia la muerte eterna y a la destrucción pero la Palabra de Dios nos apunta hacia la vida (2 Timoteo 3:15-17; 2 Pedro 1:20-21; Proverbios 30:5).

Un Dios que existe en la eternidad en tres personas:

Creemos en un Dios, que existe en la eternidad en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. (Deuteronomio 6:4; Mateo 28:19; Juan 10:30).

Jesucristo vino a restaurar la relación y fraternidad entre Dios y el hombre.

Creemos en nuestro Señor Jesucristo, el Dios hecho carne. Creemos en Su nacimiento virginal, en Su vida humana sin pecados, en Sus milagros divinos, en Su muerte vicaria y expiatoria, en Su resurrección corporal, en Su ascensión, en Su obra como el Mediador y en Su regreso personal en poder y en gloria. (Colosenses 2:9; Hebreos 4:15; Hechos 2:22-24; Hechos 1:11). Jesucristo vino a restaurar la relación y fraternidad entre Dios y el hombre. En cuanto a Su naturaleza humana, fue un descendiente de David. En cuanto a Su naturaleza divina, se demostró con gran poder que es el Hijo de Dios al ser levantado de entre los muertos en el tercer día. Ahora, Él está sentado a la diestra del trono de Dios (Hebreos 12:2; Romanos 1:2-4). Así como nosotros, Jesús fue tentado en todo y aun así permaneció sin pecado. Jesucristo nos ama, murió por nosotros, reina con poder por nosotros y todavía ora por nosotros. Jesucristo vendrá de nuevo, de la manera en la que Él partió(1 Tesalonicenses 4:16-17).

La salvación de la humanidad perdida y pecadora a través de la Sangre derramada del Señor Jesucristo, por la fe.

Creemos en la salvación de la humanidad perdida y pecadora a través de la Sangre derramada del Señor Jesucristo, por la fe en lugar de las obras, y por la regeneración del Espíritu Santo. La salvación es ser libre del pecado y sus penalidades y se recibe por la fe a través del poder purificador de la Sangre de Jesucristo. Todo hombre debe aceptar a Jesucristo como su Señor y Salvador personal, al creer en Su resurrección de entre los muertos, de lo contrario, la muerte de Jesús no lo salvará. Para ser nacidos de nuevo no solo debemos tener la Palabra de Dios sino también tener Su Espíritu con arrepentimiento y fe en nuestros corazones (Efesios 2:8-9; Tito 3:3-7; 1 Corintios 6:11).

El Espíritu Santo

Creemos en el Espíritu Santo, cuya gracia le permite al creyente vivir una vida santa para dar testimonio y trabajar para el Señor Jesucristo (Romanos 8:9-13; Gálatas 5:26-25; 2 Corintios 3:17-18).

La Unidad del Espíritu para todos los creyentes

Creemos en la Unidad del Espíritu para todos los creyentes, para la Iglesia y para el Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:13; Juan 17:20-23; Efesios 2:19-22; Efesios 4:4-6).

La Resurrección

Creemos en la Resurrección tanto de los salvos como la de los perdidos; aquellos que son salvos para la resurrección de vida y aquellos que son perdidos para la resurrección de condenación(1 Corintios 15:42-44; 1 Juan 5:10; Mateo 25:46).