Permanece en Él
«Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí». Juan 15:4
Jesús sabía que los problemas de este mundo le robarían la paz a Sus seguidores y causarían que fallara su fe. Por esta razón, Él nos dio Su Palabra como un arma que el enemigo de nuestra alma no puede soportar. El problema es que lo que leemos en la Palabra de Dios continúa desapareciendo de nuestros corazones. Y es solo cuando la Palabra ha desaparecido que el adversario atenta en contra de nuestras debilidades y provoca nuestro fracaso. Cuanto más tengamos la Palabra de Dios en nuestro interior, estaremos mejor equipados para resistir el pecado. ¿Cómo podemos guardar la Palabra de Dios en nuestro corazón porque es solo allí donde se hace efectiva? La clave para una vida exitosa, satisfecha y victoriosa está descrita en Josué 1:8. Debemos meditar de día y de noche en la Palabra de Dios para que lo que Dios tenga que decir no siga desapareciendo sino que siga retornando.
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Jesús sabía que los problemas de este mundo le robarían la paz a Sus seguidores y causarían que fallara su fe. Por esta razón, Él nos dio Su Palabra como un arma que el enemigo de nuestra alma no puede soportar. El problema es que lo que leemos en la Palabra de Dios continúa desapareciendo de nuestros corazones. Y es solo cuando la Palabra ha desaparecido que el adversario atenta en contra de nuestras debilidades y provoca nuestro fracaso. Cuanto más tengamos la Palabra de Dios en nuestro interior, estaremos mejor equipados para resistir el pecado. ¿Cómo podemos guardar la Palabra de Dios en nuestro corazón porque es solo allí donde se hace efectiva? La clave para una vida exitosa, satisfecha y victoriosa está descrita en Josué 1:8. Debemos meditar de día y de noche en la Palabra de Dios para que lo que Dios tenga que decir no siga desapareciendo sino que siga retornando.
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