«Entonces David respondió a Mical: Fue delante deJehová,quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirmepor príncipesobre elpueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, .danzaré delante de Jehová. Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado».




2 Samuel 6:21-22




David fue llamado un hombre conforme al corazón de Dios, quien siempre se enfocó en honrar a Dios.  Cultivó el hábito de incluir a Dios en sus decisiones y  nunca dudó de Su Fuente: ¡Dios! A lo largo del libro de los Salmos, David recordaba constantemente la bondad de Dios en su vida. Nunca olvidó que fue Dios quien lo llevó de estar detrás de las ovejas, la posición más baja en la sociedad, a la posición más alta como rey de Israel. Sabía que su propio padre Jesé no lo tenía en mente como rey, sino Dios. Por lo tanto, él puso a Dios en primer lugar en todo. El corazón y la mente de David estaban determinados a honrar a Dios antes que a sí mismo y sus acciones reflejaban esa convicción. Su gozo puro ante el Señor era la de un niño.

La Biblia nos dice enTito 1:15 que, «Todas las cosas son puras para los puros, más para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas».

La diferencia entre el rey Saúl y el rey David muestra claramente que servir, adorar y alabar a Dios es cuestión de compromiso y no de sacrificio. Para aquellos que, como Saúl, no se han comprometido a honrar a Dios, cualquier cosa puede ser fuente de ofensa y distracción.

El corazón y la mente de David estaban totalmente entregados al Señor. Nunca puso nada por encima de Dios. Cada vez que David entraba en la presencia de Dios, dejaba caer reverentemente su manto de rey y se ponía de rodillas.

Aprendamos de David, que estaba dispuesto a ser humillado ante sus propios ojos para que Dios fuera honrado. Pregúntate a ti mismo: ¿Qué lugar ocupa honrar a Dios en tu lista de prioridades? ¿Le das gracias por todo lo que ha hecho en tu vida, a lo largo de todo el camino? Mientras que los hombres miran el exterior, Dios mira los motivos del corazón. En lugar de preocuparte por la opinión de los demás sobre ti, deja que el motivo de tu corazón cada día sea honrar a Dios antes que a ti mismo.

ASEGURA TU CORAZÓN

Una casa construida sobre la roca permanece para siempre.
Por la fe, comenzamos a ver no a nuestras debilidades sino a creer que tenemos la justicia de Dios en Cristo Jesús. La justicia es la posición correcta delante de Dios. En Su presencia, tu corazón está seguro.

RENUEVA TU ESPÍRITU

A pesar de cuidar mucho nuestro aspecto físico, muchos de nosotros estamos desanimados, frustrados, temerosos, enojados, amargados y ofendidos en nuestro interior, y eso se manifiesta en nuestras palabras y en nuestro comportamiento, por mucho que intentemos ocultarlo. ¿Por qué? Porque nuestro corazón no está limpio y nuestra mente no está renovada.

CONDENADO POR TU CONCIENCIA

A menudo, la reprensión más fuerte es la que viene de nuestro interior. Porque los motivos de nuestro corazón no se pueden ocultar, y nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. Por eso, si somos condenados por nuestra conciencia, hay esperanza para nosotros.