«Y el Dios de paz aplastará en breve Satanás bajo vuestros pies».



Romanos 16:20

La paz que Dios da es más poderosa que el ruido del adversario. Cuando Jesús estuvo en la barca, le habló a la tormenta y los bramidos del viento y las olas obedecieron Su voz. (Mateo 8:26) ¿Hoy, cuál es tu tormenta? Cuando pones tus problemas en las manos de Dios, Él pondrá Su paz en tu corazón y esa es la victoria real porque si en verdad crees, tu corazón estará en descanso.

El campo de batalla está en tu corazón y es por esto que el enemigo no viene en tu contra con armas naturales sino con temor, duda, preocupación e incredulidad en tu corazón.

Recuerda que no estamos luchando una batalla natural sino en contra entidades espirituales que causan presión y tensión en nuestros corazones y mentes. (Efesios 6:12). No tenemos fuerza suficiente en nosotros mismos. Nuestro coraje natural es como una perfecta cobardía y nuestra fuerza natural como una perfecta debilidad, pero toda nuestra suficiencia es de Dios. En Su fortaleza, debemos seguir adelante y continuar. Así que, cuando aprendas a no pelear tu propia batalla sino a dejarle la batalla a Dios, es cuando Su paz aplastará a satanás bajo tus pies.

EL LLAMADO DE LA SABIDURÍA

Es cierto que con el tiempo llega la experiencia, pero la sabiduría divina de Dios no conoce edad, ni raza, ni barrera o división. Hoy, toma la decisión de acudir al llamado de la sabiduría, y esto comienza con el simple entendimiento de que Dios es Dios y que debemos reverenciarlo.

LO QUE ES DE DIOS

Esta instrucción de Jesús nos recuerda que hagamos lo que hagamos en esta tierra, sea lo que sea con lo que nos encontremos y lo que sea que se nos presente, nada debe apartar nuestro corazón de Dios. Diferentes responsabilidades, desafíos y presiones pueden pelear por llamar nuestra atención, pero nada debe tomar el lugar de Dios en nuestro corazón, porque nuestro corazón le pertenece a Él.

PERMITE QUE EL ESPÍRITU SANTO TE GUÍE

Cuando prestamos atención a la Palabra de Dios, viéndola no como una palabra ordinaria sino como la Palabra de Dios, entonces nuestra mente será renovada y nuestro corazón comenzará a desear las cosas de arriba. Debemos estar espiritualmente inclinados a descubrir las cosas espirituales.