«El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará».


Mateo 10:39

Cuando Jesús vino a la tierra, Su mensaje iba en contra de todo lo que habían escuchado, desafiaba el statu quo e invertía el orden. Es la revelación de Jesús la que nos enseñó que el secreto de la fuerza está en la debilidad, porque cuando eres débil entonces eres fuerte. (2 Corintios 12:10) Es la revelación de Jesús que nos enseñó que el secreto de la bendición está en la pobreza, «Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». (Mateo 5:3)

Los actos de fe no son sino actos de rendición, al ponerle un absoluto fin a nuestro propio camino, a nuestro propio trabajo, a nuestro propio pensamiento para descansar en el amor, la sabiduría y el poder de Dios. Eso es lo que Jesús nos mostró cuando entregó Su vida por nuestra salvación.

Jesús era capaz de bajar ileso de la Cruz, pero sabía que a veces tenemos que hacer lo que odiamos para crear algo que amamos. Él sabía que hay un gran poder en la rendición.

EL DUEÑO DE MI ALMA

¿Cuál es el valor de la vida humana? No importa cuántas riquezas poseamos, o cuántas posesiones tengamos en esta vida, nunca jamás podremos tener lo suficiente para ser dueños de nuestra alma. Sólo Dios es quien determina el principio y el fin de la vida, y sólo Él puede redimir nuestra alma, para darnos la vida eterna.

CONTINUAMENTE

La Biblia dice en el Salmo 121:3 que Dios nunca cierra Sus ojos sobre nosotros, que Él vela por nosotros, Él que nos guarda no se adormece ni duerme. Si Él está con nosotros todo el tiempo ¿por qué entonces muchos de nosotros sólo buscamos refugio en Él ocasionalmente?

TU CORAZÓN ESTÁ EN SUS MANOS

¿Tienes ganas de rendirte cuando oras por situaciones o personas? No te desanimes, porque la oración no son palabras vacías, sino el reconocimiento de que existe un reino superior que controla los mundos visible e invisible. Y el Rey de este reino es el Rey de tu corazón. Cuando Él dice sí, nadie puede decir no.